“COMO EN UN SUEÑO-RECUERDOS DEL SÁHARA”

Corría el año 1961, cuando los compañeros de trabajo, recién licenciados, contaban sus vivencias allá en África.
Aquellas aventuras en tierras africanas, de alguna forma nos llenaba de un afán de ver lo desconocido, sin tener por aquel entonces la idea de ir allí.
Pero llego la edad de “entrar en quintas” como se decía antes, con la “fortuna” de que me tocase ÁFRICA, pero claro, no el norte de esa tierra, si no África Occidental Española, o sea el Sahara.
Nos presentamos en la caja de reclutas, allí nos entregaron un petate, con los útiles necesario, para comer, además de leernos los artículos militares, que por cierto, todos ellos terminaban en pena de muerte.
Después nos comunicaron nuestro destino, así como recogernos la cartilla militar y este fue el destino, Batallón de Maniobras Expedicionario Castilla 16 3º Compañía Sidi-Buya A.O.E.
Y aquí empezó mi particular aventura.
Salimos de Madrid el día 4 de Marzo de 1963, sobre las diez de una noche oscura desde la antigua estación de Atocha, en un tren de aquellos donde los asientos eran de madera y además con plataforma en las puntas,” tipo de los del Oeste”.
Llegamos a Córdoba sobre las tres de la tarde, donde se paro a comer, el primer rancho, por cierto un arroz, que se quedaba pegado a la pared, mas de uno lo tiro contra ella.
Después de estar viajando durante la noche y todo el día siguiente, claro como era tren militar había que dejar paso a los demás trenes, con lo cual el viaje era interminable, por fin llegamos a Málaga al anochecer, y desde la estación nos llevaron andando con los petates y las maletas hasta el cuartel de Capuchinos, cerca del Castillo de Gibralfaro, por fin pensamos en dormir en una cama, y lo que nos dieron, fueron unos serones de paja dos banquillos y unas tabla, ”menuda cama” pero aquello era gloria, comparado con lo que nos esperaba.
Al día siguiente nos llevan al muelle, para embarcarnos, cuando llegamos al puerto y vimos el barco, se nos cayó el alma a los pies, un viejo carguero con nombre muy bonito, pero más antiguo que el tabaco, “Isla de Tenerife”.
Bajamos a las bodegas a coger sitio para hacer la travesía, y lo primero fue limpiar los excrementos de las ratas que las había a cientos.
Salimos de Málaga el día 7 de Marzo de 1963, en aquel “crucero de lujo” y llegamos a la vista del Aaiún el día 19, y como era fiesta” San José”, no desembarcamos hasta el día siguiente, de la travesía se puede escribir una novela, entre la comida, las timbas, los habitantes añadidos, y las condiciones del barco, aquello fue peor que ir en Galeras Romanas.
En aquellos tiempos el Aaiún todavía no tenia el puerto construido, por lo tanto el desembarco tenía que ser por un costado del barco sobre una red hasta los anfibios así que bajar por aquello con petate y maleta fue un poema, mas de un petate o maleta fue al agua.
Gracias a la Compañía del Mar del Sahara, mas de uno no perdió sus pertenencias, la primera impresión que nos llevamos, fue que cada cabo y cabo primero llevaba una varita en la mano, y no sabíamos para que la utilizarían, subimos a los camiones y directamente al campamento Sidi-Buya.
El campamento estaba todavía sin terminar, así como los servicios, la primera noche después de tanto viaje, como era lógico descansamos bien y por fin en una cama normal, toque de la primera diana, allí se descubrió las varitas para que servían, los cabos en la puerta, y varazo va, varazo viene, algunos salimos por las ventanas.
Bajamos a desayunar, y la primera sorpresa, no hay comedor, nos tenemos que poner en fila de tres, y cada uno coger un plato, y después juntos nos sentamos en el suelo al abrigo de las palmeras para que la arena empujada por el viento no se meta en las marmitas , y dar cuenta del desayuno, con aquellas galletas Tamara que los “Guayetes” nos vendían a duro el paquete a continuación hay lavar los cacharros, no hay agua, y solución con un trozo de pan, se limpian, así las tres comidas.
Empieza la primera clase de teórica, sentados en el suelo, haciendo un circulo, oímos la primera vez ,que a partir de entonces nos olvidemos de la vida civil, estamos en el ejercito y por lo tanto hay que pensar como militar, paradojas de la vida, estuvimos mas de un mes vestidos de paisano, ya que no había ropa para uniformarnos.
Empezamos a hacer la instrucción, bueno es un decir, porque lo que se hacia era quitar piedras en una explanada que estaba por detrás del campamento en una pequeña loma, donde teóricamente teníamos que salir hechos soldado de nuestro ejercito.
Allí soplaba el aire con gana, ”Siroco” y entre ello y la arena, ni que decir tiene que bajamos embadurnados hasta los huesos.
Con el poco agua que teníamos para beber, nos lavamos un poco la cara y ya esta, así durante la semana, cuando llegaba el sábado a la ducha, unos tubos con agujeros en un sombrajo, donde entrabas por un lado y salías por otro sin poderte parar.
Entre la poca higiene y no poder cambiarte de ropa, el olor a “Tigre” se hacia tremendo, pero en esta vida a todo se acostumbra uno, después de unos días ya ni se notaba, o por lo menos eso es lo que nos parecía.
Empieza a funcionar “Radio Macuto” se comenta que como no tenemos ropa, y además no se sabe cuando la van a dar, es muy posible que nos manden a Canarias a hacer la instrucción, “Macutazo” por fin llego la ropa de militar, un traje de faena y dos de paseo, y empiezan los problema, “mientras estuvimos de paisano ninguno” las gorras se pierden y hay que ir a las letrinas a “comprar” para que no le falte a uno el otro día, si no arresto seguro, ya uniformados se empieza la instrucción mas en serio, tenemos un teniente, Álvaro Campos Muñoz, un Sargento, y un Cabo Primero, así como veteranos instructores, al sargento se le conoce como sargento “Bacalao” ya que cada vez que preguntaba algo te decía “tu bacalao” y al Cabo primero como “Garbancito” por lo pequeño que era.
Durante todo el tiempo que duro la instrucción, no nos dejan salir del campamento, pero otra vez “Radio Macuto” informa, al lado de la puerta de entrada, hay un chiringuito de un moro, que por un duro te pone dos huevos fritos y patatas, pero claro hay que salir a la calle, la picaresca empieza a funcionar, un duro al “puerta” y el no ha visto nada, cuantos huevos nos comeríamos en aquel antro.
También ya se tienen los círculos de amistad dentro de cada compañía, con los cuales se hacen más llevaderas las penurias a soportar.
Por fin llego el día esperado “La Jura de Bandera” Nos levantan a las cinco de la mañana tomamos un café, si aquello se le podía llamar de esa forma, subimos a la explanada que tan bien conocíamos y formados a esperar que nos llegase la hora, ni que decir tiene las lipotimias fueron muchas, como nuestro Batallón no tenia bandera en el Sahara, nos toco besar la Séptima Bandera del Tercer Tercio Sahariano “ La Legión” terminada la ceremonia nos bajamos al “comedor”, y esta vez en vez de tres éramos cuatro para comer, aquel día había comida especial, todavía recuerdo el “Menú” Carne con patatas, Pescado frito, Ensalada, y un Plátano, mas un vaso de vino para los cuatro.
Con la euforia del día, quisimos mantear al cabo primero “Garbancito “creo recordar que se llamaba José Núñez, el pobre hombre asustado no se dejo, era lógico, por fin bajamos al Aaiún, allí terminamos la juerga.
Empiezan los preparativos para salir a nuestro destino, unos se quedan en el Aaiún, otros van a Smara, y el suscribe a Hausa, lo primero en preguntar es, eso donde esta, nadie sabe exactamente donde es, solo que es en medio del desierto.
Al día siguiente nos montamos en los camiones “Reo” y nos dan rancho en frío calculando que el viaje dura un día, dos latas de sardinas y dos chuscos, llego la noche y Smara no aparece, al parecer ha habido un despiste y no se sabe donde nos encontramos, la sed nos atormenta, y la solución es tirarse debajo del camión y con la culata de la pistola quitar el tapón de salida del radiador para llenar la cantimplora, por fin al día siguiente se contacta vía radio con el acuartelamiento de la Legión en Smara, pidiéndole agua en primer lugar, con tan mala fortuna, que los únicos bidones que tienen habían contenido gas-oil, pues bien sin limpiar ni nada se llenan y nos lo envían en cuatro “FK” del cuerpo, para bebernos aquel agua había que quitar el Gas-Oil de encima del agua con una cuchara, al llegar a Smara nos paso lo mismo que con la comida en Córdoba, por lo tanto a comer al Mesón del Legionario.
Por la tarde nos dieron permiso para ver Smara y pasar un rato de distracción, yo creo que con el animo de saber a donde nos tenían reservado el destino.
Bien temprano vuelta a empezar, dos latas, dos chuscos, y arriba del “Reo” con la diferencia de que el Capitán que mandaba el convoy desde el Aaiún a Smara, no lo volvimos a ver, y esta vez si que se llego sin mas contratiempos.
Hausa es un destacamento abandonado creo que por la Legión, además de ser todo subterráneo y la comunicación entre los distintos “huevos” así se les llamaba a los dormitorios es a través de trincheras, en cada huevo hay seis camas tres en lado y otras tres en otro, formando dos literas una a cada lado, para poner los petates al fondo hay un hueco donde estrechamente entran, además del armamento individual de cada uno, en fin un palacio, tenemos que poner botes de leche condensada llenos de agua en las patas de las camas, para que no suban las chinches.
La primera guardia es todo un poema, la noche es cerrada, no se ve a tres palmos, las “jaimas” moras están cerca, el centinela ve un bulto, alto quien va, santo y seña , contestación, muchacho no tires soy el sargento de cocina, nada santo y seña, la misma contestación, se oyen tiros, el revuelo, todo el mundo de pie, arma en ristre, el oficial de guardia va al sitio, y efectivamente el sargento esta tirado en el suelo afortunadamente sin un arañazo, pero lleno de porquería hasta los ojos, había caído en el sitio donde se tiraba la basura y las sobras de la cocina.
Las siguientes guardias se hacen sin munición, así por la mañana se veían los pozos de tirador llenos de “margaritas”.
Empieza una vida más tranquila, a mí por mi condición de técnico electrónico y radiotelegrafista me destinan al “huevo” de comunicaciones, donde hay un sargento de Ingenieros, con el cual alterno las guardias de radio.
Teníamos una vez en semana para llevarse el correo y traernos suministro, los martes un Junker aterrizaba en Hausa y recogía el correo, tanto el oficial como el particular, el sábado pasaba por encima y a poca altura un DC 3 y nos lanzaba una saca con el mismo.
Pero una vez a los de la representación del Aaiún, se les ocurrió meter unos botes de pintura en la saca, y claro cuando cayo al suelo, reventaron y no se podía leer ni una carta.
De vez en cuando y para distraerte, en las “Jaimas” nos tomábamos algún Te, ya que otra cosa no había, en mas de una ocasión los “ Guayetes” nos vendían unos lagartos a cinco duros, como había hambre, un cabo primero de Intendencia los preparaba de maravilla, nos dábamos unos banquetes de aupa.
El tiempo corre “Radio Macuto “se empieza a oír, que es muy posible que nuestro Batallón lo replieguen a la península “Badajoz “es donde tiene el acuartelamiento, cada vez con mas intensidad, es el momento de incertidumbre, será verdad, pues si lo era pero solo a medias, a los de la representación los dejan en el Aaiún, a los de Smara los mandan a Badajoz y a los que estábamos en Hausa, nos reparten en las Islas Canarias.
Después de tener esta noticia confirmada, tiene que pasar un tiempo hasta que llegase la hora del cambio, los días pasan lentos, ya cuenta uno hasta los minutos, parece interminable, cada convoy que llega creemos que es para el traslado, se acerca la navidad, seguimos en la misma situación, hay ya algún compañero que sicológicamente le empieza a afectar la situación, en el Junker del correo lo envían al Aaiún, es muy difícil continuar así.
El día veinte de Diciembre llega la orden de evacuación rápida, nada trastos al petate, y a los camiones, esta vez son “FK” de la Legión, y además nos llevan directamente al Aaiún, en el aeropuerto hay varios DC4 esperándonos, embarcamos en los aviones y vuelo hacia Gran Canaria, aeropuerto de Gando zona militar, antes de desembarcar llega Sanidad y nos fumiga a todos dentro, después de estar hora y media allí metidos, nos vuelven a meter en camiones, con destino al cuartel de transeúntes de las Palmas, ja, desde el aeropuerto hasta el cuartel se tiraron mas de uno de los camiones, total que al cuartel llegaron los menos, era normal gente joven, y después de estar casi un año sin ver a una mujer, lo normal, lo malo fue por la noche, en la puerta del cuartel se puso un Brigada de la Legión, y a todos los que llegábamos vestido de color garbanzo le preguntaba “Que de juerga no” pues dos guantazos y para adentro.
A la mañana siguiente embarco en un ferry llamado Santa Maria del Pino que los canarios habían rebautizado como Santa María del Twis, por lo que se movía, pero claro comparado con el Isla de Tenerife, aquello era un lujazo, mi próximo destino era Lanzarote.
El día 23 de Diciembre de 1963 mi incorporo a mi nuevo destino, con tal suerte que me encuadran en el gabinete de megafonía y sonorización del cuartel, así como profesor de electricidad y electrónica del taller Radio.
Pero estaba escrito, que después de estar viviendo como un “MARAHAJA” durante más de un mes la suerte se cambio de nuevo.
Una mañana llega el teniente Castillo, y me espeta “oye tu Sahariano” te he seleccionado para que seas instructor de los nuevos reclutas en Fuerteventura, y te voy a decir por que, vosotros los que habéis estado en el Sahara, sois duros y además estáis acostumbrados a pasar calamidades.
En principio, como es lógico me sentó muy mal, pero en el fondo me sentía orgulloso de que mi estancia en el Sahara fuese un factor importante a la hora de la selección.
Volver a empezar, instrucción, gimnasia, teórica, dotes de mando en fin, todo aquello que conlleva el poder transmitir a los nuevos reclutas lo que se espera de ellos.
Llego a Fuerteventura y lo primero que observo, es la diferencia que hay con el resto de las demás Islas, casi me atrevo a asegurar que es una prolongación del Sahara. Puerto Rosario en aquellos años es una ciudad pequeña, pero muy acogedora, el cuartel esta en la parte mas alta de Puerto Rosario, en la parte de atrás han montado un campamento de tiendas de campaña donde supongo será el sitio donde voy a pasar los próximos meses y no me equivoque, después de presentarme al Comandante Mayor, me indica el lugar de residencia, el mismo, conozco a los nuevos compañeros de fatigas, y después de algunos días de convivencia, ya todos empiezan a llamarme Antonio el Sahariano.
Durante el periodo de instrucción de los nuevos reclutas, “Radio Macuto” difunde la noticia, que posiblemente cuando juren bandera nos van a licenciar, otra vez la cuenta atrás, por fin llega el día de la jura, y como “regalo” un pasaje de regreso a Lanzarote.
Quiero resaltar que en Fuerteventura conocí a un gran hombre y también buen radioaficionado, que además era el Teniente Coronel Jefe del Batallón D. Justo Benedicto Pérez EA8EJ, en paz descanse.
De vuelta a Lanzarote me aguarda una grata sorpresa, tengo un pasaje desde Las Palmas a Sevilla, para dentro de dos días, con permiso indefinido, además de un billete de tren desde Sevilla a Madrid, con la obligación de presentarme en el Gobierno Militar de Madrid en cuanto llegue.
El viaje de vuelta lo hice en el “Villa de Madrid”, donde coincidid con algunos antiguos compañeros, que al igual que yo estuvimos en diferentes Islas, ni que decir tiene, que lo pasamos en grande durante la travesía.
En Sevilla haciendo un poco de Turismo, mientras llegaba la hora de coger el tren para Madrid, me ocurrió una anécdota curiosa, voy a subir a la Giralda, para verla desde arriba, y me dice el empleado que allí estaba, “no puede subir solo… y pregunto… por..
Porque alguno que subió solo se tiro desde arriba….y le contesto….mire si después de estar en el Sahara voy a venir a tirarme aquí, esta muy equivocado….bueno pues si viene de allí, puede subir, “otra vez mas.”
Visita en Madrid al Gobierno Militar, donde toman nota de mi estancia en la capital, y la posterior al mes de pasarme a recoger la cartilla militar.
Termino mi particular aventura, pero aun hoy después de 45 años de este periplo, me parece un sueño todo aquello que viví.
Quiero felicitar a todos los componentes de esta magnifica Web, donde el animo de los que estuvimos allí nos mantiene unidos.
Un fuerte abrazo para todos.

Moreno, Antonio. 04-06-2005
Bón. Expedicionario Castilla 16, 3ª Cía
Sidi Buya, Hausa. 1963-1964